Un aspecto importante de la búsqueda de la identidad en los adolescentes es la necesidad de independizarse de los padres. Las relaciones con personas de su misma edad se vuelven especialmente importantes y dedican gran parte de su tiempo libre a pasarlo con personas de su edad, con quienes pueden identificarse y sentirse cómodos.
Los adolescentes se encuentran en un estado de tensión constante debido a la necesidad de independizarse de sus padres y su dependencia de ellos. Y los padres suelen vivir un conflicto similar, pues desean que sus hijos se independicen al tiempo que desean conservarlos dependientes. Como resultado, pueden darles a sus hijos mensajes dobles, pues dicen una cosa pero comunican la opuesta con sus acciones.
Para crecer, el adolescente necesita desprenderse de esa protección, pero, al mismo tiempo, sigue necesitándolos, por eso alterna momentos de dependencia-independencia. Esta vacilación del adolescente entre una dependencia y una autonomía extremas confunde a los padres, quienes no entienden en general esa variación: a veces parece un adulto y otras un niño, a veces los busca y otras los rechaza. Cuando la conducta de los padres implica una incomprensión de esas fluctuaciones llamativamente polares, que oscilan entre el refugio en la fantasía y el afán de crecimiento, se dificulta la labor de duelo por la infancia perdida.
¿Cómo lo afrontan los padres?
- Enfrentamiento. Los padres también deben hacer el duelo por la identidad infantil de su hijo. Ahora son juzgados por él, y el enfrentamiento y la rebeldía son más dolorosos si el adulto no es consciente de sus problemas con el adolescente y con su propia adolescencia, que es revivida a través del hijo. Pero, a veces, los padres se olvidan o niegan lo que vivieron y se distancian de su hijo. Otras veces tienen sentimientos encontrados y mantienen posiciones contradictorias frente a la autonomía que el hijo necesita y ante los necesarios límites que precisa.
- ¿Libertad o abandono? Esta incomprensión y rechazo se encuentran, muchas veces, enmascarados bajo el obsequio de una excesiva libertad que el adolescente vive como abandono. Frente a esa actitud, el chico siente la amenaza inminente de perder la dependencia infantil, cuando es aún necesaria.
- Autonomía. Sólo más tarde, en la madurez, el joven podrá ser independiente dentro de un marco de saludable dependencia.
- Enfrentamiento. Los padres también deben hacer el duelo por la identidad infantil de su hijo. Ahora son juzgados por él, y el enfrentamiento y la rebeldía son más dolorosos si el adulto no es consciente de sus problemas con el adolescente y con su propia adolescencia, que es revivida a través del hijo. Pero, a veces, los padres se olvidan o niegan lo que vivieron y se distancian de su hijo. Otras veces tienen sentimientos encontrados y mantienen posiciones contradictorias frente a la autonomía que el hijo necesita y ante los necesarios límites que precisa.
- ¿Libertad o abandono? Esta incomprensión y rechazo se encuentran, muchas veces, enmascarados bajo el obsequio de una excesiva libertad que el adolescente vive como abandono. Frente a esa actitud, el chico siente la amenaza inminente de perder la dependencia infantil, cuando es aún necesaria.
- Autonomía. Sólo más tarde, en la madurez, el joven podrá ser independiente dentro de un marco de saludable dependencia.
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